lunes, 10 de octubre de 2011

¿Querrías ser mi amigo?

Hola, mi nombre es Octavio de Sors
y tengo 25 años. Vivo en Granada, una ciudad preciosa de Andalucía. Actualmente vivo solo en una casa a las afueras de la ciudad. No tengo apenas ninguna relación social.
Paso el día leyendo, escuchando música y cuidando mi pequeño jardín donde cultivo distintos tipos de plantas, entre otras mi preferida: el Lilium (también conocida como azucena).
Soy yo quien ha decidido vivir con el mínimo contacto con la gente y cuando éste es imprescindible procuro que las relaciones sean momentáneas.
¿Por qué? os preguntaréis. Pues por un pequeño problema que tengo. Parece ser que doy mala suerte.
Sí; a todo aquél que está durante algún tiempo cerca de mí le empiezan a ocurrir infortunios a cuál más desagradable.
No fui capaz de reconocer esto hasta hace pocos años. Al principio no relacionaba mi presencia con estos acontecimientos desafortunados. Pero un día me paré a pensar y me di cuenta de que posiblemente generaba alguna influencia negativa.
Comencé a recordar algunas cosas de mi infancia. Por ejemplo en el colegio, cuando jugaba con mis compañeros se caían al suelo y se hacían mucho daño. Uno de ellos se rompió un brazo jugando a fútbol conmigo ¡y yo no le empujé!
Recuerdo también que muchos vecinos ya me señalaban por la calle y decían “lagarto, lagarto”. Yo no entendía qué querían decir con eso hasta que un día alguien me explicó que las personas supersticiosas dicen esa expresión para ahuyentar la mala suerte. Tantas veces me dijeron lagarto que este animal se ha convertido en mi preferido.
Durante mi adolescencia perdí a mis padres en un accidente, y a mis amigos les pasaban siempre cosas horribles: si estudiaban conmigo un examen suspendían; si nos íbamos juntos a la playa, llovía; siempre todos acababan diciéndome lo desgraciados que eran cuando estaban cerca de mí…Finalmente para intentar que mi mala suerte no se le contagiara a mis seres queridos decidí no tener seres queridos.
Si salgo de mi casa y me reúno con más personas es porque tengo que trabajar para ganar dinero. Conseguí ser el pinchadiscos del club social para personas de la tercera edad de uno de los barrios de Granada (el más alejado de mi zona, no quiero ver a esas personas cuando vaya a comprar). Como estoy apartado en mi cabina no tengo apenas contacto con ellos por lo que les evito sucesos desagradables.
En muchas ocasiones echo de menos tener amigos o gente con la que hablar; entonces pienso que quizá eso de la mala suerte se ha ido y ya soy una persona normal. Pero cuando comienzo a llevarme bien con alguien enseguida le ocurre algo malo, lo que confirma que esto es para siempre ¿Qué habré hecho yo para tener esta mala suerte?
Ahora tengo la esperanza de que con las nuevas tecnologías sí podré comunicarme con otros. Por eso he contado mi historia en este blog, para ver si alguno de vosotros quiere mantener contacto conmigo desde la distancia. Estoy seguro de que la mala suerte la trae mi presencia física, no la virtual. De todos modos, creo que lo comprobaremos pronto…un saludo a todos.

3 comentarios:

  1. ¡lagarto, largarto!
    A ver si nos gafas el blog... :)

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  2. Querido Octavio, me parece que ya me explico muchas de las cosas que están pasando en este curso. ¡Sólo nos faltaba un gafe! Pórtate bien querido.

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  3. !!Mira a ver si alguien te ha echado una mal de ojo!! ;)

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