domingo, 9 de octubre de 2011

El Otro yo. Recuerdos.


Sentado en un banco esperaba una pareja de compradores de uno de mis tantos pisos vacíos. Estaba desesperado, a mis 40 años estaba prácticamente arruinado, con una ex mujer "chupasangre" y un hijo que apenas veía.

Empecé a pensar en mi vida, en cómo había llegado a esta situación y pensé en ella. En el parque donde estaba es donde llevaba a pasear a su perro. Se llamaba Carmen tendría unos 25 años venía de un pueblo de Jaén y fue mi amor platónico cuando yo tuve unos 10 años.

Era la nueva profesora. Me enamoró nada más verla. Sólo pensaba en ella hasta el punto de no comer, no dormir y no hacer nada. Siempre olía genial, un olor entre flores y cítricos, un olor que recuerdo perfectamente pero que no he vuelto a oler a ninguna persona. Nunca le conté a nadie la que sentía por ella aunque pienso que todos lo veían, y quizá nadie me quiso decir nada. Sólo estuvo un año y no la volví a ver.

Recordando esta época tan bonita y tan exenta de problemas y responsabilidades, llegó la pareja de compradores. Volví a la realidad, era la tercera visita que hacían porque no estaban seguros, ya habían visto el piso con la hermana de ella, también con la amiga y hoy tocaba con la madre. Entramos al ascensor y de repente sentí un olor que me estremeció...

2 comentarios:

  1. Me gusta cómo recoge este relato uno de esos instantes en los que nos quedamos absortos pensando en algo. Pero lo que más me gusta es esa esperanza que deja abierta al final...
    Comentarte que unos cuantos acentos interrogativos bailan en las palabras, malas jugadas de las teclas.
    Un saludo.

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  2. Gracias Lola tus palabras me animan a seguir. Corregiré los fallos.

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