viernes, 30 de diciembre de 2011

Los nuevos lectores: la formación del lector literario

Los nuevos lectores: la formación del lector literario
En esta artículo este autor comienza haciendo una reflexión sobre lo que piensan los jóvenes de la lectura y como para ellos, leer no está de "moda".

Distingue, primeramente, entre dos tipos de lectores, los que siempre leen, tienen hábito, lo hacer por el placer a la lectura y, por el contrario, los que no leen un libro en sí mismo. Leen la pantalla del ordenador, los móviles, el autor los llama" el nuevo lector"; la persona enganchada a la red social lectora del chat de vídeos pero no de libros.
Ésto al ser un movimiento nuevo hace que" el nuevo lector "sea un persona joven.

Luego el autor hace una distinción entre dos tipos de lectura la obligatoria y la voluntaria y lo introduce en la escuela.
Habla que en la escuela se deben encontrar libros afines a los intereses del alumno para que favorezca su interés lector. La lectura obligatoria que no sea afín o de empatía entorpecerá un gusto por el libro, será pesada y costosa para el niño lector. La escuela será la responsable de que un niño sepa leer y que comprenda lo que lee pero nunca será responsable del hábito lector, éste debe formarse en casa desde la infancia.
Luego se hace una reflexión sobre la pérdida de interés en la lectura cuando un niño llega a los 12 años que, curiosamente, coincide con su entrada a secundaria.
Aparece un cuadro donde podemos ver las diferencias entre las lecturas que se crean en la escuela y fuera de ella, en casa.

Encontramos ahora unos nuevos pensamientos sobre el futuro del libro y el futuro de la lectura.
Se hace una reflexión sobre el futuro del libro que, en principio, no cree que desaparezca o sea sustituido por un libro digital, pero, ¿ está en crisis la lectura?, el autor cree que sí.
Cree que sí porque se nombran unas encuestas los informes PISA de 2002 y 2004.
El autor piensa que todo mejoraría si se favoreciera una consideración social de la lectura que partiera primeramente de las instituciones.

Por último el autor piensa que lo que hoy se necesita, más que enseñar literatura, sea enseñar a apreciar la literatura o, en todo caso, poner a los alumnos en disposición de valorarla y apreciarla.
Todas estos aprendizajes literarios se deberían empezar en las primeras edades en las que los mediadores seleccionarán sus lecturas sin caer en la tentación de elegirlas sólo por sus valores externos o por la información que nos transmiten algunos de sus paratextos (formato, cubierta, editorial).

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