martes, 27 de diciembre de 2011

La literatura dramática infantil. Luces y sombras

http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12826623118064858532624/p0000001.htm#I_0_

Isabel Tejerina Lobo

El campo de la literatura dramática infantil ofrece un número reducido de autores y de textos de calidad. La propia naturaleza del teatro infantil es la acción y la búsqueda de comunicación en esos primeros contactos del niño con el teatro.
En general, en el teatro infantil no existe demasiada preocupación por el texto y se olvida con frecuencia que la interacción con el público no está reñida con la calidad expresiva y la belleza poética del lenguaje.
Para el estudio histórico y crítico global de la literatura dramática destinada a los niños/as disponemos del estudio de Juan Cervera Historia crítica del teatro infantil español. El autor destaca varios paradigmas: estructura, temas, personajes, ideología y lenguaje.
Entre los rasgos de la escritura dramática dirigida al público infantil podemos señalar dos modelos de estructura: uno ya tradicional y consagrado en el tiempo y otro moderno y reciente.

El primero se vincula a la estructura interna. Es una forma peculiar del desarrollo de la trama argumental que está impresa en muchas piezas infantiles. Tenemos numerosos ejemplos de los dos tipos de textos:
- Adaptaciones dramáticas de relatos populares, leyendas folclóricas, cuentos clásicos de autor, etc.
- Obras genuinamente teatrales en las que podemos rastrear la misma estructura.

El segundo modelo es una novedad de la estructura externa convencional de los textos dramáticos escritos que consiste en la transformación original de la forma y función de las acotaciones escénicas.
El denominado teatro infantil tradicional, se ha caracterizado por su pedagogismo ostensible y sus mensajes evidentes. Durante toda la prolongada postguerra del franquismo se utilizó mucho el teatro escolar. Dirigido desde los colegios, sus principales contenidos pertenecen, como no podía ser menos, a la enseñanza nacional católica y al pensamiento de la derecha conservadora.

Afortunadamente, en la historia anterior e inmediatamente posterior a esta época, tenemos algunas autores que se salen del marco de esta pedagogía rancia como por ejemplo: La farsa infantil de la cabeza del dragón de Valle Inclán, El Teatro Infantil de Lauro Olmo y Pilar Enciso.
También hay un cambio en cuanto a los temas utilizados: Frente al niño modelo se muestra a un protagonista rebelde contra el sistema de obligaciones impuesto por los adultos, contra la guerra y los planteamientos militaristas, Gloria Fuertes lanza proclamas pacifistas, apoyo a la tolerancia, el diálogo y la convivencia multicultural. Temas en pro de la igualdad de los sexos, la conflictiva situación que supone la separación matrimonial y el divorcio, la revisión de tópicos de la educación tradicional, el ataque al profesor autoritario y otros variados mensajes sociales y reivindicativos.

Otro aspecto es la intertextualidad que se configura hoy en cuatro aspectos importantes: su uso como recurso claramente intencional, la coexistencia de varios textos literarios en el nuevo texto, la modernización de los elementos recreados y, finalmente, la finalidad crítica y paródica dominante. Tenemos numerosos ejemplos en los textos y espectáculos actuales: La verdadera y singular historia de la princesa y el dragón de José Luis Alonso de Santos (Miñón, 1981), Besos para la Bella Durmiente, también de José Luis Alonso de Santos (Campo de Marte, 1994), La niña que riega las albahacas de Antonio Rodríguez Almódovar (De La Torre, 1996), Porras, Los títeres de Falla y García Lorca (edición del Autor, 1995) y en mi colaboración en el monográfico infantil de Puck, Revista Internacional de la Marioneta, nº 10, 1997, En busca de la isla del tesoro de Alberto Miralles (Galería del Unicornio, 1996), Finalmente, las ensaladas de cuentos distorsionados, muchos cuentos a la vez que ya no son lo que eran, al estilo de Gianni Rodari.

Para finalizar decir que el teatro no es sólo la pieza dialogada que verbaliza un conflicto entre personajes, sino una suma de lenguajes verbales y no verbales, que funden toda su significación en el acto de la representación ante el público. Hablar de teatro para niños y jóvenes no puede reducirse, afortunadamente, a la sola lectura del texto.

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