Ya no sentía ese dolor que había sentido anteriormente, no, ya no estaba dentro de mí, ya no me sentía como un simple maniquí al que le pueden tratar de cualquier forma, sin reparo, a empujones y a patadas. Sino que, ahora, era un ser lleno de vitalidad, con muchas ganas de poder disfrutar todo aquello que me esperaba.
Pues un día, hasta ahora el más feliz de mi vida, hablando con esa chica, la cual ahora es especial; por las orillas del mar de la India, nos encontramos con una pitonisa, que se empeño en leerme la mano, no sé por qué pero acepté, pues presentía que algo bueno tenía que decirme. Y, así sucedió, me dio la noticia más feliz de mi vida: pues sería padre, de una hermosa hija y este lo tendría con esta mujer que estaba cerca de mí, a mi lado. A partir de aquel día, me di cuenta, que la felicidad puede llegar en cualquier momento, que debemos siempre perseguir nuestros sueños, pues el día menos pensando todo cambia a mejor.
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